“Con motor propio”, así definiría el cierre del año 2023. Lo precedió una actividad en donde, con nuestras amigas, echamos a volar nuestros sueños, que se concretaron en dos grupos de trabajo: uno se ocuparía de la catequesis y campaña navideña; el otro, de la organización de un bingo pro-fondos de la restauración del retablo de Carel. Aunque cada grupo tenía muy definido su objetivo, las ideas, ayudas y oraciones fluían de uno al otro sin interrupción. Nos sabíamos remando en la misma dirección, en la misma balsa.

Disfrutamos del trabajo en equipo, como una gran orquesta en donde cada una daba “la nota” según su talento y nos sorprendían con su entusiasmo y creatividad. María Andrea, universitaria, dio el pistoletazo de salida trabajando la gráfica para llamar a auspiciadores y difundir el bingo: “Del evento agradezco mucho a todas las chicas de San Rafael por su apoyo inagotable, se conformó un gran grupo que facilitó un buen trabajo en equipo, que vi reflejado en las caras de alegría y en el sentimiento de unión y diversión de los asistentes. Todos unidos en la contribución de una buena causa”.

“Ha sido una experiencia única y un reto muy bonito. En mis pensamientos solo estaba el retablo de nuestra capilla y eso fue lo que me motivaba a comprometerme”.

Katerine, joven supernumeraria, se sumó a la difusión trabajando un reel donde animaba a las familias a participar del bingo familiar y ocupándose, de la gestión de los puestos de comidas y bebidas del evento, lo cual le dio oportunidad de dar a conocer Carel y la formación que se ofrece: “Ha sido una experiencia única y un reto muy bonito. En mis pensamientos solo estaba el retablo de nuestra capilla y eso fue lo que me motivaba a comprometerme. Esta manera de involucrarme realmente con la actividad hizo que durante el bingo todo se desarrollara y se diera por sí solo, todas sabíamos qué nos tocaba hacer a cada una”.

Una pieza clave fue Alma Rosa, agregada, y su círculo de amistades. Ella nos ayudó con gestiones para los auspicios. Cuando le preguntamos ¿qué es lo que movía a las personas a donar? respondía: “Fue sencillo pedir a los amigos y conocidos, cuando les explicaba que era para restaurar el retablo donde está Jesús en el Sagrario, aceptaban enseguida. Incluso, a los no creyentes les explicaba que era para algo grande y noble, me decían te contesto, y luego me llamaban. Por supuesto que, con oración. Así le enseñé a Sasha (una joven universitaria que conocía Carel desde hacía pocos meses atrás quien estuvo en la comisión de auspicios), a rezar y ofrecer pequeños sacrificios antes de pedir”.

Una anécdota simpática durante el evento del bingo fue cuando un matrimonio con más de 50 años de casados ganó una joyita. El abuelito se acercó con su esposa a recibir el premio y cogió el micrófono para decir: “vine con una joya, ahora me voy con dos”, lo cual generó muchos aplausos y sonrisas.

Podría mencionar a muchas amigas más quienes, con un trabajo de hormiga, vendiendo bingos, llevando cuentas con una gran sonrisa como María Inés, joven profesional, quien baila con los números, o Ximena quien nos sorprendió con chupetines enlazados con frases de san Josemaría para regalarlos a los niños asistentes, fueron un gran apoyo en este “recital” donde dimos la nota con una maravillosa mañana de bingo familiar y disfrutamos sabiéndonos parte de algo más grande, pero no terminaba el año ahí. Todo esto sucedía rápidamente.

Las universitarias, aun teniendo por delante los exámenes finales y el estudio intenso, también mantuvieron a buen ritmo la catequesis de Navidad que concluyó con la chocolatada y el reparto de juguetes, tal como lo cuenta Angie: “Me invitaron a ser la cabeza del voluntariado navideño, ya que al principio yo dije que me encantaba la Navidad. Ese mes diciembre es mi mes favorito, y tratar con niños y sacarles una sonrisa en esas fechas es lo que más me llena el corazón.

Al principio estaba súper nerviosa porque nunca había sido cabeza de nada y no sabía cómo empezar. Comenzamos a organizarnos en comisiones, luego diseñé el flyer y un reel que lanzamos en redes para que la gente se entere y done, ya que la dinámica era que las personas apadrinaran a 72 niños del colegio inicial de Terela, un pueblito del distrito de Castilla en Piura.

Comenzaron a sumarse muchas más voluntarias. Tuve el apoyo de Clarita, joven supernumeraria y de Diana, agregada, quienes estuvieron a mi lado de inicio a fin. Nínive y Adriana, universitarias como yo, realizaron unas preciosas bolsitas para los niños. Cada voluntaria puso su granito de arena con su tiempo, su dedicación, y todo salió mucho mejor de lo que imaginamos. Los niños quedaron súper contentos, igual que el colegio en donde realizamos el reparto de Navidad. Aprendí un montón de cada una, aprendí en organizarme mejor, a trabajar en equipo y a delegar y, lo mejor, es que gané más amigas. Aprendí también a equivocarme y aceptar que no siempre las cosas salen perfectas. Estoy muy agradecida”.

Mientras se organizaban y llevaban a cabo estas actividades, Katerine, joven supernumeraria y Paulina, una joven profesional, plantearon el desarrollo de unos ciclos de formación en afectividad y enamoramiento. ¿Qué las movía a implicarse en esta aventura cuando el Centro era un “polvorín” de actividades y amigas?

“¿Por qué las personas se preparan tanto profesionalmente con un montón de especialidades y no se preparan para el amor, que es un proyecto muchísimo más trascendental que el primero?”

Cuando se lo pregunté a Paulina, respondió: “Es un poco raro decir que en un mundo tan globalizado donde los medios de comunicación cada vez facilitan más la interacción entre las personas, haya tanta carencia de lo que hace que cualquier tipo de relación funcione: la comunicación. Yo tengo un grupo muy especial, grande y maravilloso de amigas, y hemos visto nuestra vocación al matrimonio (unas de una forma distinta a la otra y viviéndolo a su manera). He rezado mucho por ellas y por mí, porque sea lo que Dios quiera, para que, en el proceso de espera, nos ayude a cuidar nuestro corazón. Así que un día delante del Santísimo vino a mí una frase que escuché durante la catequesis de la JMJ Lisboa 2023: “¿Por qué las personas se preparan tanto profesionalmente con un montón de especialidades y no se preparan para el amor, que es un proyecto muchísimo más trascendental que el primero?”. Así que pensé que, si las personas conociéramos un poco más sobre lo que implica el enamoramiento y el amor, estaríamos mejor preparadas para cuando llegue esa persona”.

Por su parte, Katerine nos decía: “Creo en el amor auténtico y en el valor de la espera, tengo claro que las relaciones sanas se construyen y para ello es sumamente importante aprender a conocerse a uno mismo y qué es lo que estoy buscando en la otra persona, y, sobre todo, cuáles son las verdaderas razones por las cuales debemos amar y ser amados. Quería que las chicas conocieran la belleza del amor matrimonial contado por personas como psicólogas, especialistas en ciencias de la familia, esposas increíbles que considero son referentes para muchas jóvenes”.

Como se imaginarán, los coloquios sobre afectividad que duraron casi dos meses y tuvieron gran acogida. Cada sábado nos llenaba de alegría ver tantas caras nuevas y antiguas, con ansias de aprender a amar y de aclararse dudas. Amy nos dijo: “Me encantó poder formarme en estos temas que nos ayudan a aprender cuáles son las bases para formar un amor sólido, con propósito y haciendo la voluntad de Dios”.

Todas estas iniciativas nos han permitido afianzar la amistad entre nosotras y conocer nuevas amigas. Ahora la participación en las meditaciones es mucho más continua y las propuestas de nuevas actividades nos llenan de renovada ilusión porque sabemos que saldrán adelante con la implicación de todas. Me recuerda ese proverbio africano: “Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”.