Voluntariado en el Colegio Alpamayo ante “El Niño”

Antonio Pinedo, profesor del Colegio Alpamayo en Lima, obra corporativa del Opus Dei cuenta en el siguiente artículo las actividades emprendidas desde su colegio para ayudar a los damnificados del fenómeno del niño en el Perú.

Desde que tuvimos noticia de los desastres naturales por las lluvias en el país, las víctimas y el daño que provocaron en miles de personas, sobre todo en el norte, el colegio Alpamayo en Lima se puso en contacto con la organización “Piura en acción” para poder apoyar en la entrega de donaciones y ser una de las sedes de acopio.

Una vez dado el aviso empezaron a llegar los víveres no perecibles (agua, arroz, azúcar, aceite, menestras, galletas, etc.), además de medicinas, artículos de limpieza, ropa, entre otras cosas; todas donaciones de familias y amigos del colegio. Hasta el momento ya hemos pasado la tonelada y media de ayuda que se ha enviado al norte del país.

Debido al desabastecimiento de agua y ante el peligro de nuevos huaicos, el gobierno amplió la suspensión de las clases escolares a una semana. En ese momento nos pusimos en contacto con los alumnos para que, quienes quisieran, pudieran echarnos una mano. La respuesta de los alumnos no se hizo esperar. Varios muchachos entre 8 y 17 años estuvieron varios días invirtiendo su “tiempo libre” en la organización y armado de las cajas cuyo contenido serían los artículos de primera necesidad donados por las familias.

Los más pequeños aprovecharon para escribir mensajes de aliento y de esperanza en las latas de conserva y botellas. Otros ordenaban la ropa y los más grandes preparaban las cajas y las llevaban a la zona de reparto. Ellos llegaban desde temprano y se ponían a disposición de los encargados, profesores del colegio. Día a día aparecían más chicos y los mensajes por Facebook y whatsapp no paraban de llegar ofreciendo brazos y donaciones, tanto de alumnos como de padres de familia. Varios de esos muchachos que frecuentan el club Saeta aprovecharon de ayudar también en otros lugares como el coliseo Dibós o la Universidad de Piura.

Mateo Zimic, alumno de undécimo grado, nos comentó lo siguiente: “podría estar tranquilo en mi casa descansando, leyendo; pero se me vino a la cabeza una imagen, la de Evangelina Chamorro que a pesar de todo pudo más que la misma naturaleza y salió viva del lodo. Pensar en ese momento me hizo querer ayudar y qué mejor lugar que en mi propio colegio. Creo que estos desastres naturales que estamos viviendo, dan mucho que pensar. Hay tanto que mejorar en el país, y si no somos nosotros los jóvenes, ¿quiénes lo harán? Sería fácil dejárselo a los adultos, pero creo que de los jóvenes como yo depende que el país mejore y, si ordenando cajas, víveres, ropa puede ayudar a mi país, bienvenido sea”. Antes de terminar con su experiencia, nos relató que “ver alumnos de diferentes edades y etapas ayudando me hace pensar que la edad no es una excusa para no ayudar, si los más chicos pueden creo que todos podemos hacer que nuestro país cambie para bien.”

Muchos también sintieron cercano al Papa Francisco cuando se solidarizó con los damnificados: "Quiero transmitir mi cercanía a la querida población de Perú, duramente afectada por devastadoras inundaciones. Rezo por las víctimas y por quienes se afanan en ofrecer socorro".