UNIV 2017: Una experiencia inolvidable

Tres compatriotas que formaron parte del reciente UNIV nos dan su testimonio sobre cómo esa experiencia marcó sus vidas. María Gracia Oquelis, estudiante de medicina de la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC), Laura Cáceda, alumna de psicología de la Universidad de Piura y Brisa Mavila egresada de contabilidad y auditoría de la UDEP formaron parte de las 15 universitarias que asistieron al UNIV del Perú. Aquí sus testimonios.

María Gracia Oquelis: “La mejor experiencia de mi vida”

Ha sido una experiencia muy distinta a lo que me esperaba. ¿Se imaginan lo sorprendente que es ver al Santo Padre tan de cerca y tantas veces? ¿Estar en sus misas y audiencias y sentir que sus palabras son solo para ti? Créanme que te hace sentir la persona más afortunada del mundo. Esa cara de infinito amor y misericordia que nos ha visto unas cuantas veces en San Pedro, esa voz que nos ha dado consejos con tanto cariño, esa sonrisa compasiva que te da ganas de ir por el mundo anunciando el Evangelio, y, sobre todo, estar rodeada de tantos jóvenes, que como tú, quieren vivir la Semana Santa acompañando a Jesús muy cerca del Papa.

Domingo de Ramos junto al Papa

Recuerdo que desde que estaba en el colegio soñaba con ir al UNIV algún día. ¿Ir a Roma? ¿Pasar Semana Santa con el Papa? ¿Conocer al Prelado del Opus Dei y escucharlo de cerca?

Llegué a la universidad y fui consumida por el nuevo estilo de vida, los horarios complicados, los innumerables trabajos y los muchos temas que estudiar. Por un momento sentí que estudiar era lo más importante en mi vida, pero después me di cuenta que la vida se me estaba yendo por las manos. Por los compromisos de mi carrera, la única opción para ir al UNIV era este año o nunca. Me tocó tomar una decisión difícil, ¿voy? ¿me pierdo la última oportunidad? Sí que fue complicado. Pero, llega un momento de la vida en la que analizas prioridades. Pensé que estas oportunidades no regresan, y que podía organizarme para ir al UNIV. Y créanme que valió la pena. Hablé en la universidad, pedí permisos en todas partes: en las clases, en el hospital, en el trabajo, en el voluntariado … no me arrepiento de nada. Esta ha sido la mejor experiencia de mi vida, ¿les cuento por qué?

Porque nos ha tocado vivir en una sociedad donde es difícil anunciar el Evangelio, muchas veces por miedo a ser atacado o criticado; sin embargo, por unos días estás rodeado de miles de jóvenes de todo el mundo que, así como tú, quieren ser mejores hijos de Dios, creen en Él y están dispuestos a ir por el mundo anunciando a Jesús, siendo apóstoles y siendo felices, junto a Dios y la Santísima Virgen María. El hecho de estar acompañado por tus hermanos en la fe te llena de voluntad para ir por el mundo demostrando que eres hijo de Dios, sin miedo, pero más importante que todo, viviendo como Jesús nos enseñó, y dando el ejemplo a los demás. En una sociedad en la que a veces pensamos que somos pocos o quizás únicos, donde se está perdiendo la fe, donde puedes tener miedo por ser una aparente “minoría”, ¿qué crees? No somos los únicos, aún hay jóvenes católicos dispuestos a todo por Dios.

Una parte del grupo de peruanas.

El UNIV me ha enseñado que no somos pocos los jóvenes que seguimos a Dios, ¿quieres ser uno de ellos? Arriésgate y toma tu decisión. No tengas miedo

Laura Cáceda: “Roma: vale la pena”

A veces Dios te manda las cosas sin que las pidas. ¿Por qué lo digo?- porque yo no busqué ir Roma durante Semana Santa y menos al UNIV. Viajé porque Dios así lo quiso.

Mi vida dio un giro completo a mitad del año pasado, decidí cambiar de carrera e ir a estudiar a Lima, que por cierto está lejos de mi ciudad natal. Llegué a Lima a vivir en una residencia del Opus Dei, la cual ahora considero ya como mi casa. Me propusieron ir al UNIV. Ya en Roma es en donde me di cuenta por qué Dios quiso que fuera. La primera experiencia fuerte fue pisar San Pedro y tener mi primera misa celebrada por el Papa Francisco y recibir la comunión allí, algo que nunca olvidaré. Tuvimos la oportunidad de verlo tan de cerca que cuando hablaba sentía que solo me hablaba a mí.

La segunda experiencia fue cuando vi por primera vez al Prelado del Opus Dei, Monseñor Fernando Ocáriz. Tuve la oportunidad de asistir a una tertulia. Ahí me di cuenta que muchas chicas de mi edad tienen las mismas dudas que yo, y el respondía que tenemos que ser generosas con lo que Dios nos pide y que saberle escuchar en la oración también es muy importante. Recuerdo claramente que nos dijo que rezaba por nosotras sus hijas, y digo nosotras porque yo ya me siento como tal.

El Jueves Santo fue un día que tampoco olvidaré. Comenzando los oficios en la Basílica San Eugenio, llegó el Prelado a rezar, se colocó enfrente de todas y rezamos con él. Terminando, todas las chicas formaron un cordón humano y me quedé en un lugar por donde pasaría el Padre, se detuvo y pude darle la mano. Fue una sensación demasiado abrumadora, que por unos segundos no lo podía creer.

Al día siguiente, nos tocaba ir a Santa María de la Paz donde san Josemaría está enterrado junto con Don Álvaro, Don Javier, y Dora del Hoyo. Rezar en ese lugar me ayudó a entender que lo que me estaba pasando no era una simple casualidad; sino obra de Dios, que Dios quiere algo de mí y me lo estaba comunicando.

El domingo era el día de mi regreso a Perú y estaba con una felicidad inexplicable de haber vivido todo lo que viví, y estaba, estoy y estaré muy agradecida con Dios por permitir que haya podido realizar este viaje en esta etapa de mi vida.

Brisa Mavila: “UNIV - Un mundo en movimiento”

El mundo gira, todo se mueve, pero, ¿nosotros avanzamos realmente? Siempre quise hacer un viaje con amigas, conocer nuevos países, tener nuevas experiencias, por eso me anoté al UNIV, pero la sorpresa me la llevé cuando llegué a Roma.

Encuentro con el Papa, ver a la multitud de gente con la misma motivación que yo; conocer al Prelado del Opus Dei, compartir con chicas de otros países y culturas; conocer los inicios de la Iglesia y del Opus Dei, lugares históricos con siglos encima. Estas son algunas de las cosas que viví y que me impactaron de una forma que nunca imaginé.

El UNIV me dio la ocasión de un verdadero encuentro con Dios, vivimos días intensos previos y durante la Semana Santa, asistiendo a los oficios y dando todo para poder disfrutar a pleno la experiencia.

Pero no fue fácil, el día era intenso y se iniciaba temprano, si no asimilabas todo era tiempo perdido. El mundo no se detenía por nosotras sino que seguía avanzando, pero íbamos a otro ritmo y con otro objetivo, queríamos renovar la fe con todo lo que la cuna de la Iglesia tenía para darnos.

Esta experiencia me permitió cambiar, avanzar, ser mejor, ser consciente del camino que me toca recorrer y la responsabilidad que tengo de ayudar a los demás para que también avancen hacia el fin para el que estamos llamados: la santidad.