“Agradecer a Dios por la inmensa labor, por la entrega generosa y sacrificada de todos los que siguiendo la huella del santo fundador (san Josemaría) entregaron sus vidas al servicio de la Iglesia en el Perú” recordó el cardenal Juan Luis Cipriani, quien evocó al Padre Manuel Botas y a Don Vicente Rodríguez Casado, quienes fueron los dos primeros fieles que vinieron a empezar la labor apostólica del Opus Dei en tierras peruanas el 9 de julio de 1953.

Comentó que este templo es como una huella del paso de tanta gente que ya murió y de tantos miles que a lo largo de los años llegarán para buscar al Señor en un rato de oración, en la confesión y en los sacramentos.

“Los templos son lugares de paz, de cariño, de acogida. Cada uno de nosotros somos llamados a ser en nuestras vidas templos del Espíritu Santo. El templo físico lo vemos aquí, pero el templo espiritual, en el alma de cada uno. Señor, tú nos recoges, nos limpias, nos adornas y nos pones otra vez como seres humanos, como hijos de Dios”.

“De verdad que es un reconocimiento no solo de justicia sino de agradecimiento. Tantos que estamos aquí le debemos nuestra vida espiritual y nuestra entrega a ese hombre santo, a san Josemaría Escrivá”.

El Arzobispo de Lima, mencionó que rezaba todos los días para que la realidad del Opus Dei sea mejor entendida. La búsqueda de la santidad en la vida ordinaria: en el silencio de la vida ordinaria, en el campo, en el ministerio sacerdotal, en las tareas profesionales.

Exhortó a la comunidad parroquial, que nace en este día, a estar siempre unidos a Cristo y entre cada uno de sus integrantes. “Esta comunidad parroquial, que nace hoy en este templo y que venía formándose hace tiempo con la advocación de la Virgen Peregrina, debe crecer unida a Cristo a través de los sacramentos, dirigidos por el párroco, por el vicario parroquial. [Sean] una comunidad de oración, de culto y de caridad”.

“Es una señal visible del misterio de Cristo y de su Iglesia. Aquí está Cristo, aquí está el amor. Es un lugar sagrado, siempre tiene que ser acogedor, siempre tiene que estar esa puerta abierta para recibir a todos”.

En otro momento agradeció a todas las personas que permitieron que este proyecto de la parroquia San Josemaría Escrivá de Balaguer se lleve a cabo.

“Debo agradecer de manera muy especial al Ing. Juan Cadarso que está aquí, a todo su equipo de trabajo. También al arquitecto Ernesto Mavila que con su proyección del proyecto y con todas las habituales ilusiones de los arquitectos, ha sabido generar este templo tan bonito. A los benefactores, los ha habido de todos los niveles y como siempre la gente generosa que no quiere que se mencione sus nombres, a todos ellos mi especialísimo agradecimiento por haber permitido que esta obra se haga realidad”.

“A mí me toca y a muchos de ustedes también, darle gracias a Dios de ver esta realidad con humildad y con mucho gozo”.

Finalmente, en el marco de la próxima visita del Papa Francisco a Perú en enero de 2018, animó a todos a mantener una vocación de unidad.

“[Estemos] Muy unidos al Santo Padre que viene para encontrarnos unidos por la esperanza, unidos en el hogar, en el trabajo, en el país, en la familia, los municipios, en el día a día. Tengamos más vocación de unidad”.

Concelebraron el obispo auxiliar de Lima, monseñor Raúl Chau; el obispo de la Prelatura de Juli, monseñor José María Ortega; el vicario regional del Opus Dei en el Perú, padre Emilio Arizmendi; el párroco de San Josemaría Escrivá de Balaguer, padre Rafael Sevilla; así como varios sacerdotes de la arquidiócesis de Lima y de la Prelatura del Opus Dei.

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