De Roma a Cañete: Voluntariado en Condoray

La sonrisa: esto es lo que más sorprende al extranjero que llega al valle de Cañete.

La sonrisa de los niños de los colegios, de los ancianos de los pueblos, del personal del hospital y del centro de salud, de las profesoras del Instituto de Educación Superior Condoray.

Una sonrisa de agradecimiento, de alegría a pesar de las dificultades, de serenidad. Y la estudiante que llega de Europa a San Vicente de Cañete pnsando en ayudar y en resolver mucho, se va habiendo recibido mucho más de lo que ha dado.

De esa manera, se podría resumir la experiencia de treinta y dos estudiantes y profesionales de Medicina, Enfermería, Ingeniería Biomédica y Nutrición que viajaron de Roma a Cañete en octubre último para ayudar en los proyectos rurales que lleva a cabo Condoray, escuela hotelera, de secretariado y Centro de Promoción de la Mujer, ubicado en San Vicente de Cañete, 150 km al sur de Lima.

El programa de voluntariado buscaba apoyar la formación de las promotoras en dos de los catorce pueblos en los que Condoray ofrece clases para el desarrollo, enseñando los elementos básicos de educación, salud, contabilidad, cuidado de la vivienda, entre otros. Las universitarias italianas iban cada día a los centros de Condoray, ubicados en Los Ángeles Miraflores y Pueblo Nuevo de Conda para ofrecer una consulta médica gratuita a niños, adultos y ancianos: además de la visita médica y un régimen de alimentación personalizado -sobre todo en casos de diabetes y personas con sobrepeso- así como fisioterapia para artrosis y otras enfermedades.

Poner a la persona en el centro

Las jóvenes universitarias aprendieron en sus estudios del Campus Bio-Medico, obra corporativa del Opus Dei en Roma, a poner la persona en el centro, y no solo se han empeñado en los servicios profesionales sanitarios, sino también han descubierto su faceta como pintoras y carpinteras, procurando arreglar los centros de Condoray en los pueblos, para dejar un lugar mejor de cómo lo habían encontrado.

Y a los que estaban demasiado enfermos, las consultas médicas se han hecho en sus casas, llegando así a los más necesitados.

Las viviendas también han sido transformadas. Las amas de casa se han empeñado en limpiar, arreglar, ordenar los espacios, arrojar los animales del interior de la vivienda. Con escasos recursos pero con empeño y buena voluntad, las casas se han mejorado mucho, demostrando a las familias que basta poco para tener una vivienda más digna.

Los niños participaron en clases de higiene, juegos y meriendas, pasando el tiempo en los centros y no en las calles. Concursos de velocidad, canciones y partidos de fútbol han animado sus tardes.

Condoray nos ha devuelto la dignidad”, afirman las promotoras. Y aunque el viaje de las universitarias italianas a Cañete haya durado solo dos semanas, los frutos se conservarán por más tiempo. Ellas mismas han aprendido a utilizar mejor sus recursos, a valorar más sus posibilidades, a no quejarse por lo que falta y a agradecer más a Dios y a las personas.

Han sido dos semanas que han cambiado la vida de mucha gente, a partir de las estudiantes, que han regresado a Roma como decía San Josemaría “con una sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma”.