Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad:
1. Pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás;
2. Querer salirte siempre con la tuya;
3. Disputar sin razón o —cuando la tienes— insistir con tozudez y de mala manera;
4. Dar tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad;
5. Despreciar el punto de vista de los demás;
6. No mirar todos tus dones y cualidades como prestados;
7. no reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que pisas y de las cosas que posees;
8. Citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones;
9. Hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan;
10. Excusarte cuando se te reprende;
11. Encubrir al Director algunas faltas humillantes, para que no pierda el concepto que de ti tiene;
12. Oír con complacencia que te alaben, o alegrarte de que hayan hablado bien de ti;
13. Dolerte de que otros sean más estimados que tú;
14. Negarte a desempeñar oficios inferiores;
15. Buscar o desear singularizarte;
16. Insinuar en la conversación palabras de alabanza propia o que dan a entender tu honradez, tu ingenio o destreza, tu prestigio profesional…;
17. Avergonzarte porque careces de ciertos bienes…
Surco, 263